jueves, 14 de julio de 2011


Me he convertido en el anciano que no le tiene miedo a la muerte. El alcohol me sabe a recuerdo, el amor a despecho, el bebe que desea y pide a gritos un aborto. Quiero llorar tormentas que combatan con el Poseidón que a tomado control de mis ojos, en cambio soy el payaso que vocifera al viento por una sonrisa. Soy el cadáver que suplica por la muerte, el verano que llama al otoño con desesperación para que caigan al suelo las hojas quemadas por la intensidad de tu estación. Soy el peregrino en busca del sentimiento que se encuentra donde no ha nacido nada.

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